En el post anterior veíamos las bases y razones por las cuales tanto la inteligencia emocional como la espiritual le daban a cada ser humano una herramienta tanto para saber manejar sus sentimientos y emociones, como el de poder darle un sentido a su existencia, ayudandole a poder conectar más profundamente con si mismo y con quienes le rodean, expresándolo más allá de la manifestación misma de sus emociones básicas.
En este sentido la inteligencia espiritual nos otorga medios con los que pensábamos no contábamos o que no les concedimos la importancia que en realidad tienen, y que puede llegar a darnos si la sabemos poner en practica en nuestro diario vivir.
Y es que vivir a través de la inteligencia espiritual es más sencillo de lo que en realidad se lee, ya que a veces la ponemos en acción sin siquiera darnos cuenta. ¿Puedes recordar algún momento en que estando caminando a la orilla de una playa o en medio de un bosque te has preguntado por el sentido mismo de tu vida, para que estas aquí, cuales son tus propósitos en la vida, hacia donde te diriges? O quizás haya personas que estando en medio del tráfico vehicular agobiante del día, se abstraen del mismo, tomando distancia y visualizandose de tal manera que no permiten que sea robada su paz interior y dominando sus emociones. Eso es precisamente la inteligencia espiritual en pleno desarrollo.
Como mencionábamos también en el post anterior, se requiere de un equilibrio para lograr la armonía tanto física como racional, así como el manejo de las emociones de una manera inteligente en nuestro diario vivir, sin embargo ahora es importante agregar también nuestra inteligencia espiritual para una sana integración de todo nuestro ser. Y esta se logra cuando vivimos con más intensidad tanto las experiencias de nuestra jornada, como el sencillo gozo de estar vivos y compartir ese gozo con los demás.
La inteligencia espiritual nos faculta para gozar plenamente de todos los instantes, de cada experiencia, de cada abrazo, de cada olor, de todo cuanto sucede a nuestro alrededor, permitiéndonos además acceder a significados más profundos, como el sentido mismo de nuestra existencia y lo que nos motiva a vivirla a plenitud.
La inteligencia espiritual igualmente nos capacita para saber utilizar los recursos espirituales que se nos presentan, y poder solucionar así problemas de la vida diaria, aprender ha comportarnos de un modo virtuoso y asumir las responsabilidades que nos correspondan. Independientemente de que seas o no una persona religiosa, la inteligencia espiritual nos a sido dada como un don por el simple hecho de estar en este mundo, al cual en ocasiones y a causa de las múltiples tareas que nos son impuestas, le damos poco tiempo para profundizar su sentido, y el propósito por el cual estamos en él.
Una excelente manera de poner manos a la obra nuestra inteligencia espiritual es a través de darnos tiempos para estar en soledad y silencio. Ya que estos dos son los dos medios perfectos para lograr armonizar tanto los silencios externos como los internos, y poder así desconectarnos de una manera saludable del ruido y la rutina que nos absorben diariamente, llegando solamente a tener como meta la trascendencia misma de nuestra alma.
Al llevar a cabo este sencillo ejercicio veremos como no solo nuestro ser es tocado, sino que además nuestros pensamientos, nuestras ideas, nuestros sueños, nuestras relaciones son llevados a otro nivel, en el cual trataremos de dar lo mejor de nosotros, buscando en cada unión no solo las diferencias, sino las virtudes mismas que nos unen, llevándonos a mejorarlas.
Si estas en la búsqueda de esta perfección, si estás cansado de vivir solo a través de los placeres materiales, entonces estás dando los primeros pasos en tu inteligencia espiritual, la cual causará una verdadera revolución, abriéndote nuevos caminos hacia una nueva manera de vivir y de encontrar no solo la felicidad personal, sino la de quienes amamos.
Como siempre les deseo un grandioso día y no olviden que el amor más grande es el que viene de nuestras familias. Salute!