Este Lunes pasado por la noche me toco ver el programa «The Biggest Looser» que pasa por un canal de cable, y el cual trata sobre personas con sobrepeso que participan por medio de duras competencias para ver quien es el que pierde más peso, y llevarse al final un jugoso premio en efectivo, además de la satisfacción de ya no ser el rechazado y sufrido «gordito o gordita». Es realmente admirable ver semana tras semana como estas personas con marcado sobrepeso sufren «la gota gorda» en toda la extensión de la palabra, por librarse no solo de esos muchos kilos extras sino de los malos hábitos que los ocasionaron, y ahí es la parte más difícil, a mi parecer de todo este proceso: Porque hacer ejercicio hasta extenuarte, completar retos y ver como la báscula te recompensa no sirve realmente de mucho sino se cambian de raíz y fondo lo que los llevo a ser personas obesas.
Y es que comer es parte fundamental de la vida, pero atragantarse de ella, no, y estas personas reconocieron que por causa de sus problemas y frustraciones de la vida diaria, los consolaban o trataban de olvidar comiendo, lo cual de momento satisfacía esa «carencia», pero después el remordimiento podía más y los llenaba de más culpas que de nuevo volvían a cubrir con más comida. Todo un círculo vicioso sin fin y que daba por resultado el comprometer su misma vida a causa del sobre peso.
Al mismo tiempo me vino a la mente otro programa que pasan por ese mismo canal y que se llama «Acumuladores», y que trata de personas que viven literalmente en medio del caos a causa del impulso incontrolable de comprar objetos hasta ya no tener ni siquiera donde sentarse o caminar, ya que su casa estaba cubierta por montañas y montañas de cosas que muchas veces ni siquiera sacaban de su empaque o caja, y de las cuales se negaban de manera rotunda a deshacerse, ya que su apego a ellas rayaba en lo enfermizo.
Y efectivamente, se trata de una enfermedad psicológica. Lo curioso del caso es que me di cuenta que en ambos programas el común denominador de estas personas era la obesidad. Fuera por apego a la comida o a las posesiones, ambos tipos de personas estaban definidas por lo mismo: el sobrepeso, ya que sus culpas los llevaban a comer y acumular sin control.
También me di cuenta que al someterse voluntariamente a dejar sus apegos, empezaban a bajar de peso. Es curioso como la mente nos llega a dominar, porque en realidad lo que ellos veían como imposible de superar, en realidad no lo era cuando comenzaban a aceptar y a poner en practica los consejos y rutinas que les daban expertos para así salir de aquello que los tenía en el límite de sus fuerzas.
Ahora bien, viéndolo desde afuera uno piensa: «Gracias a Dios que yo no soy así». Pero la realidad es que puede que de algún modo, y sin darnos cuenta, seamos acumuladores o mantengamos malos hábitos de consumo que nos estén llevando a llenarnos no solo de objetos que adquirimos por el puro placer o estatus que nos otorgan, sino además y lo que es peor, de una cantidad de deudas a meses sin intereses y sin fin.
Triste y lentamente nuestra sociedad, se ha convertido en el lapso de menos de 10 años en un símbolo de «comprese y desechese», o dicho de otro modo, lo que antes adquiríamos para que nos durara muchos años, ahora en menos de unos cuantos meses se ha vuelto obsoleto y nos empuja a sustituirlo por el más nuevo. Sucede entonces que apenas estamos en nuestra 4ta. mensualidad de 48 cuando ya pensamos en deshacernos de este para poder tener el nuevo, así tengamos que endeudarnos aún más.
Y esto es solo en lo que se refiere a aparatos porque por el lado de los alimentos se ha creado una cultura alrededor de lo procesado, dejando de lado lo natural, practicando el desperdicio y tirando a la basura lo que no se consumió e ingiriendo cosas poco nutritivas que vienen en envases plastificados y con muchos ingredientes que son dañinos para la salud.
Así que entonces y viéndolo fríamente no estamos tan lejos de vivir a nuestra «manera» la realidad de las personas que salen en estos programas de televisión. La buena noticia es que así como ellos han salido de sus adicciones y apegos, nosotros con voluntad y esfuerzo podemos también. Sólo es cuestión de hacer prioridades en cuanto a lo que en verdad es valioso para nosotros y nuestras familias, y no hacerlo girar solamente alrededor de lo material y empezando a crear un ambiente sano y libre no solo de deudas, sino de calorías.
Siempre es bueno mirar las dos caras de la moneda, porque tampoco se trata de satanizar cada compra sino de analizar si en verdad es algo que cubre una necesidad real o es para estar a la moda como los demás. Del mismo modo esto se aplica a lo que comemos, ya que comer algo poco nutritivo por las prisas, finalmente y aunque no nos guste nos llevará a la larga a comprometer nuestra salud.
Todo tiene un balance y es necesario poner sobre esta balanza cada uno de esos aspectos en nuestra vida que sintamos quizás se estén saliendo de control. Existen para ello personas con experiencia probada y a los cuales se puede acudir ya sea por ayuda, consejo o asesoría, lo importante y fundamental es como lo mencione anteriormente: la voluntad de ser nosotros mismos quienes demos el primer paso.
¿Has identificado algo en lo que creas estés generando un mal habito? ¿Te ha sonado algo de esto familiar? Te invitamos a que nos cuentes tus experiencias y a que con ellas seamos todos retroalimentados y así saber que no se esta solo a la hora de empezar un buen propósito. Sigamos en comunicación y les deseo como siempre un gran día. Salute!